A matar a otra parte

QUIEN estaba en peligroso puesto, ni entusiasmante ni entusiasmada, para aminorar los ataques que se preveían contra él; tiene detrás su leve y lujosahistoria conducida por diversos campos; quien aceptó un puesto hostil por su feminidad para superar las malas consecuencias de un paso en falso, necesario o no, debe salir por piernas de su ministerio, antes de que la echen por las traseras. Sobre todo si tiene a sus espaldas préstamos simulados para viajes -simulados o no- con sus hijos y su libertad. Si además su nombre se utiliza para guiar en firme y reformar algo como la sanidad, tan delicada e ignorada por ella. Y, para mayor inri, se llama Mato de apellido, qué espada de Damocles. Sin prestigio político ni intelectual ni histórico. Lo mejor -o lo único- si va a caerle encima el Banco de España, es que renuncie ella, para dar tiempo a preparar renuncias más importantes de otros. El pueblo celebrará con gozo la desaparición de su nombre en la política de hoy y mañana. ¡Un feliz porvenir privado! Si cabe.